Capítulo 25.
Jimin y Jungkook caminaban por los pasillos del supermercado.
—¿Te gustaría cenar algo en especial? —le preguntó a Jungkook pues quería prepararle el platillo que más le gustara.
El de ojos verdes iba empujando el carrito, con Ayla recostada en el portabebés, y paró su andar cuando su acompañante se detuvo frente a los estantes de especias. Jimin agarró diferentes botecitos y los metió al carrito.
—No, lo que sea que cocines está bien para mí —contestó.
Estaba siendo sincero ya que todo lo que él preparaba era delicioso, lo había comprobado antes. Y aunque hubiera algo que quisiese cenar por encima de todo, su compañero ya le hacía el gran favor de cocinar, él no está familiarizado con el arte de la cocina, y sentía que no podía pedirle algo en específico porque sería como abusar de su amabilidad y no quería hacerlo.
«Que complicado, sólo tenía que decirme que le gusta» pensó Jimin.
Terminó de poner las especias que quería en el carrito y continuaron su andar, comprando lo necesario para la despensa de la semana.
Más tarde se dividieron cuando Jimin le pidió de favor a Jungkook que fuera a buscar la leche de la bebé mientras escogía algunos quesos del refrigerador y quedaron de reunirse en la caja.
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—Veamos, ¿cuál es? —estaba parado frente al estante, habían tantos botes de diferentes diseños, marcas, colores y tamaños que no podía estar seguro de cuál era.
Jimin le había dicho el nombre pero lo había olvidado.
—Bueno, también me dijo que era un bote entre amarillo, café y dorado, y que decía etapa 0 a 12.
Buscó durante unos minutos hasta que lo encontró. Agarró el bote de leche.
—Es un bote pequeño, ¿será que uno es suficiente? ¿Cuánto de leche podrá tomar un bebé al día?
Por curiosidad, y con el bote de leche entre las manos, se dirigió al pasillo donde estaban los pañales, reconoció cuáles usaba Ayla por el diseño y color.
"₩3500" ese era el precio y no era un paquete enorme a decir verdad.
¿Para cuánto tiempo le alcanzarían esos pañales? ¿Sólo para un par de días? ¿Y el bote de leche cuánto tiempo le dura?
Varias preguntas con respecto a ese tema invadieron su mente. Sin duda alguna mantener a un bebé no era algo fácil y si él se estaba agobiando sólo al pensar en lo complicado que era, no podía imaginar cuánto más se preocupaba Jimin al tener presente esos gastos la mayoría del tiempo.
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Jimin estaba haciendo fila.
—¿Será que se perdió? —buscó con la mirada a Jungkook pero no lo veía—. ¿O no encuentra la leche?
—Siguiente por favor —le habló la cajera.
Jimin puso las cosas sobre la barra, luego sacó a la bebé del portabebés y la mantuvo abrazada. Unos momentos después la cajera terminó de pasar los productos.
—Son ₩47600 —dijo la cajera.
—Espera, quiero añadir otras cosas —le dijo Jungkook poniéndose a su lado, antes de que pudiera entregar el efectivo.
—¿Qué cosas? —no tenía nada en sus manos—. ¿Y la leche?
Su jefe no le contestó y en cambio volteó a ver hacia un lado. Jimin también miró a dirección de su hombro izquierdo. Las personas se habían hecho a un lado para dejar pasar a empleados que traían tres carritos más, los cuales estaban repletos de cosas para bebés.
En especial botes de leche, pañales y toallas húmedas que usaba Ayla.
—Añada todo eso a la misma cuenta por favor —Jungkook pidió amable mientras comenzaba a dejarlos sobre la barra.
—¿Pero cómo pagaré esto? —murmuró incrédulo pero Jungkook logró escucharlo.
—No lo harás —anunció, volteando a verlo con una sonrisa después de colocar lo que estaba en el primer carrito—, yo pagaré.
—¿Qué? —dijo al mismo tiempo que negaba con la cabeza—. No puedo permitir que hagas eso, por favor no lo hagas. Te aseguro que...
—Es un regalo —interrumpió—, quiero darle estas cosas a nuestra pequeña —le guiñó el ojo como muestra de complicidad.
Jimin no pudo decir más, ni siquiera seguir negándose. Esa breve palabra "nuestra" fue suficiente como para hacerle salir de órbita por unos cuantos segundos.
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—Te agradezco —dijo el ojiazul ya cuando estaban subidos en la camioneta—. Sinceramente aprecio mucho lo que hiciste.
Fue un acto tan lindo y hermoso que casi nunca veía, la única persona que le regalaba cosas a Ayla era Taehyung.
Jungkook negó con la cabeza.
—No tienes nada que agradecerme, en verdad quería darle todas esas cosas.
Jimin por un momento quiso preguntarle la razón pero al final creyó que no era necesario saberlo. Al fin de cuentas era un lindo acto hacia su bebé y solo eso importaba.
Hubo unos minutos de silencio en el trayecto hasta que el más bajito de los dos volvió a hablar, esta vez para preguntar:
—¿Cómo reaccionaron tus amigos con la noticia de la boda?
—La verdad creo que fue sorpresivo para ellos, en especial para Seokjin.
—Lo entiendo, te conoce desde hace muchos años, ¿no? —su jefe asintió con la cabeza mientras giraba el volante.
—Nos conocemos desde hace 10 años, por eso es que no me creyó cuando dije que me casaría, incluso aseguró que era una boda falsa.
Los ojos de Jimin se abrieron un poco más de lo normal, el señor Kim lo conocía muy bien. Bueno, por algo eran mejores amigos.
—¿Cómo lo convenciste de lo contrario? —indagó con interés y curiosidad.
—Especial —por un momento volteó a ver a Jimin, este lo veía con una pequeña sonrisa—, sólo le dije esa palabra y me creyó totalmente —simplificó—. ¿Y tú qué método usaste?
Jimin bajó su mirada un momento y acomodó su cabello hacia atrás con la ayuda de su mano. Aún podía recordar la cara que pusieron sus amigos y sinceramente le parecía gracioso, ¿cómo es que con sólo una palabra podría engañar a las personas y hacerles creer que amaba a alguien aunque no fuera cierto?
«Bueno, quizás no mentí del todo" aceptó Jimin.
—Destino —dijo—, les dije que el destino nos había unido a ti y a mí, que había hecho que me enamorara en poco tiempo, a primera vista. Pero pienso que fue suerte, jamás me había referido a alguien con esa palabra entonces por ende creo que me creyeron, en especial Taehyung.
—Que bueno que nos fue bien y que nos creyeron a ambos.
—Sí, pensé que sería más complicado convencerlos —comentó—. Oye, ¿puedo preguntarte otra cosa más? —el más alto asintió—. ¿Por qué no quieres que nadie sepa que el matrimonio es falso?, ¿de alguna manera sería arriesgado para que puedas solucionar lo de la empresa?
Justo en ese momento el semáforo se puso en rojo, así que Jungkook detuvo el auto y se giró a dirección de Jimin para poder responderle.
—Aparte de ser ilegal...
—¡¿Ilegal?!
—Sí, pero no es un crimen grave —le hizo saber al ver el temor en sus ojos—, a lo mucho sólo nos multarían, meterían presos y anularían el matrimonio.
—¿Y eso no es grave ya?
Jungkook se rió levemente.
—No te preocupes, eso no pasará. Pero la verdadera razón es que no quiero que mi equipo —hablaba de todo el personal de la empresa—, se entere de que existe una posibilidad de que pierda la agencia de publicidad. Sería algo terrible que vieran como lo que construimos durante muchos años se destruye.
«¿Su tío en verdad podría destruir la empresa si conserva la presidencia?» bueno, si Jungkook decía eso era porque posiblemente pasaría.
—Pero eso no pasará, nos casaremos y con eso asegurarás la presidencia. Así que no te preocupes tanto —dijo con una enorme sonrisa, contagiando su positivismo a Jungkook, quien igualmente sonrió.
✧✦✧
Jimin bajó al estacionamiento subterráneo del edificio porque había olvidado su teléfono en el carro de Jungkook. Tras tomarlo de la guantera cerró la puerta del copiloto, se dirigió al elevador, dio un paso al frente para entrar pero alguien ajeno lo sostuvo del brazo y lo jaló hacia atrás con una fuerza considerable.
Por lo repentino Jimin cayó sentado en el suelo y de milagro su teléfono no se rompió ya que su mano quedó apoyada encima de la pantalla.
—¡¿Pero qué le ocurre?! —reclamó antes de ponerse de pie y ver que la persona que lo jaló era Minyun, uno de los cobradores. De inmediato sus ojos se llenaron de temor y se puede decir que hasta su corazón iba a salirse del pecho.
Minyun dio un paso hacia el frente y lo agarró de la muñeca, empezó a caminar para alejarse de las cámaras de seguridad. Llevaba detrás suyo a Jimin y este intentaba zafarse pero la fuerza del otro obviamente era mucho más que la suya.
El sabueso dejó de avanzar cuando ya se habían alejado unos metros y una gruesa columna los cubría de las principales cámaras, soltó con brusquedad a Jimin y él comenzó a sobar su muñeca con la otra mano.
—¡Odio que me hagas venir hasta aquí para conseguir el maldito pago! —gritó con enojo al mismo tiempo que lo empujaba contra la pared mientras lo sujetaba del cuello—. Sabes que no puedes retrasarte y sin embargo lo estás haciendo. Pero ya que he venido hasta aquí lo quiero ahora mismo.
—Todavía no lo tengo.
—¿Y ese es mi problema? —cuestionó apretando el agarre y escuchando un quejido por parte del chico que le hizo sonreír.
—Suéltame por favor, me estás lastimando —pidió Jimin tratando de soltarse con la ayuda de ambas manos.
—¡Dame el pago!
—Aún no lo tengo, pero en una semana más le llevaré todo el dinero al jefe.
Aquel tipo empezó a reír.
—¿Me ves cara de estúpido? Como podrías pagar cientos y cientos de miles en una semana.
—Te digo la verdad, no miento.
—¡Ahora quiero el puto dinero! —exigió.
—¡Ahora no lo tengo! —respondió con desespero y se soltó con brusquedad cuando este disminuyó la fuerza del agarre de manera repentina.
Minyun anteriormente vio cuando Jimin abrió aquella camioneta y empezó a asentir con la cabeza para si mismo.
—Bien, si no tienes el efectivo paga la cuota con otra cosa.
—Pero no tengo nada más.
—Claro que sí —con la mirada le señaló las llaves del auto, dio un paso hacia adelante.
Jimin agarró con fuerza el llavero y por instinto retrocedió, si le decía que no era suya ni siquiera le iba a importar así que cuando el sabueso estuvo apunto de quitárselas, él las tiró hacia atrás con mucha fuerza. Estas cayeron sobre uno de los autos estacionados y la alarma empezó a sonar despertando al guardia de seguridad que dormía dentro de la oficina de vigilancia.
Minyun se enfadó mucho por la acción de Jimin, tanto que apretó sus puños fuertemente.
—¿Te estás atreviendo a fingir que puedes ser valiente?
Jimin ni siquiera intentaba tal cosa, claro que estaba asustado pero no iba a permitir que se llevaran algo que era de Jungkook y menos por su culpa.
—Sabes, el jefe me dijo que podía emplear cualquier método para dejarte en claro las cosas.
El castaño ya no sabía a que le temía más, si a su voz calmada o a las palabras que salieron de su boca. De todas formas podía imaginar a qué se refería, quiso correr pero solo quedó en eso, no pudo lograrlo ya que en menos de dos segundos Minyun le dio un golpe en el rostro mandándolo directo al suelo, boca abajo.
Ignorando el dolor en su labio y la sangre que salía de este se giró con rapidez y se sentó, empezó a retroceder hacia atrás con la ayuda de sus manos y piernas cuando vio que el sabueso se acercaba con la intención de hacerle daño nuevamente.
Minyun pretendía darle algunos golpes más, no era como si le importara mucho el estado en que podría dejarlo, total, tenía el permiso de su jefe para hacerlo, solo no debía matarlo.
—Veamos si sigues siendo tan valiente —dijo con una sonrisa, ignorando que la alarma estaba sonando y que el guardia se aproximaba.
Jimin se cubrió con sus brazos cuando este alzó su mano hecha puño, Minyun estuvo a nada de golpearlo de no ser porque el guardia lo vio a unos pocos metros y le advirtió que no hiciera nada. El sabueso no tuvo más remedio que retroceder y salir huyendo.
✧✦✧
Tras convencer al guardia de que no había necesidad de llamar a la policía y de que estaba bien, subió al departamento y al cerrar la puerta recargó las manos sobre sus rodillas. Mentiría si dijera que no seguía asustado, su ritmo cardíaco permanecía elevado, estaba nervioso y algo tembloroso. Aún no sabía de dónde había sacado tanta fuerza para no quebrarse delante de ese maldito sabueso y resistirse de cierta forma.
—¿Ocurre algo?
Jimin pegó un pequeño salto y se puso recto, cuando vio a Jungkook bajó la cabeza con rapidez para ocultar el golpe que tenía en su mejilla y su labio hinchado y con algo de sangre.
—No, todo está bien.
Caminó hacia adelante con la cabeza baja.
—Tardaste un poco, Ayla ya se quedó dormida. La acosté en la cama y le coloqué un muro alrededor con las almohadas —informó.
Jimin solo asintió con la cabeza y pasó a su lado.
—Prepararé la cena en un rato más —dijo con rapidez.
Jungkook notó que el ojiazul evitó alzar la cabeza o verlo directamente al pasarle a la par, cosa que era muy rara. Usualmente Jimin solía mirarlo cada vez que le hablaba. También se percató de que sus manos temblaban levemente y respiraba como si estuviera nervioso o quizás no era por nervios. Algo no estaba bien, lo siguió y en el pasillo lo sujetó de la mano haciéndolo voltear.
Al ver el golpe en su rostro y en su labio, y aquellas marcas en su cuello se preocupó de inmediato.
—¿Por qu...
Jimin lo abrazó en ese momento y comenzó a llorar sobre su pecho, estar cerca de Jungkook era como si estuviera dentro de un campo protector dónde nada ni nadie podía lastimarlo. Era como cuando estás en ese lugar que solo es tuyo y dónde te sientes protegido porque sabes que mientras estés ahí nada malo puede pasarte.
El más alto no dudó en envolverlo con sus brazos, pese a que no sabía lo que ocurría podía sentir su miedo, no tenía que ser un experto.
—Pensé que me mataría —dijo entre sollozos—, ya me cansé de todo esto y no sé que debería hacer, he intentado durante años salir de ese infierno que me persigue cada mes pero solo sigo hundido.
Y eso le dio la respuesta a Jungkook.
—Tranquilo, todo estará bien —le decía con voz suave y cálida para calmarlo.
Una vez que Jimin se calmó, ambos se sentaron y el ojiverde entabló una conversación con él.
—¿El que te golpeó fue uno de los que te buscaron en la empresa y persiguieron en el hospital? —el castaño asintió con la cabeza—. ¿Ha pasado más veces?
Jimin se quedó callado un momento, sí hubieron otras veces en las que uno de los sabuesos lo golpeó pero no quería decirlo así que negó con la cabeza.
Pero Jungkook sabía que mentía y entendía porqué lo hacía, posiblemente era complicado para él hablar abiertamente de un tema así.
—¿Por qué te involucraste con personas tan peligrosas?
—No fue porque quise —aclaró de inmediato.
—Lo sé, nadie quisiera involucrarse con personas así.
—¿Recuerdas que te conté sobre mi abuela?
—Sí.
—Ella se enfermó cuando yo estaba terminando la universidad —bajó la mirada—, le dio cáncer y estuvo en tratamiento varios años, en ese tiempo tenía diferentes trabajos de medio tiempo y con eso costeaba los gastos de las quimioterapias de mi abuela. Pude sustentarnos a ambos con mis trabajos, cuando entré a trabajar como diseñador gráfico gané más y dejé los trabajos de medio tiempo. El dinero nos alcanzaba con lo que yo ganaba, pero eso cambió cuando quedé embarazado, tuve que dejar de trabajar porque en la agencia me corrieron.
Alzó su mirada y la desvió hacia cualquier otro punto, trayendo de nuevo a su mente las memorias de aquellos momentos tan complicados y difíciles que tuvo que enfrentar. Fue como si los viviera en carne propia una vez más.
—Al mismo tiempo mi abuela, quién parecía que había ganado la batalla contra el cáncer un año atrás, volvió a recaer. Las células cancerosas la atacaron y tuvo que ser hospitalizada de inmediato, pero cada noche se acumulaba otro cero en la deuda con el hospital.
Jungkook lo escuchaba con atención, imaginando lo difícil que fue eso para él cuando no tenía a nadie más que lo ayudara.
—Un día, una enfermera me dijo que tenía que pagar para que siguieran atendiéndola o de lo contrario la sacarían y la verdad que no sabía que hacer, lo que me preocupaba era conseguir el dinero así que fuí a varios bancos pero ninguno quiso darme el préstamo.
Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas.
—Estaba desempleado, con un bebé en camino, con mi abuela en el hospital y sin dinero. No quería perder a mi... —el nudo en su garganta le hizo callar un momento—, no quería perderla, para mí ella era lo único que tenía y a quien más quería.
Tragó en seco y se limpió las lágrimas con el dorso de su mano.
—Y eso me llevó a pedirle dinero al jefe, así es como lo llama, en ese momento no sabía que él era alguien peligroso ni que pertenecía a un clan criminal. Sólo me dijo que podía darme el dinero que necesitaba y sin pensarlo firmé el contrato que me dio, pero eso fue mi perdición. Si yo me atrasaba con los pagos, se elevaría la deuda junto con los intereses. Hubo varias veces en los que no pude pagar, entonces mi deuda incrementó —dijo—. Es por eso que no he podido terminar de pagarla, tengo que pagar el cuádruple de lo que me prestaron pero hasta ahora creo que sólo he pagado los intereses —hizo un gesto de dolor y se tocó levemente su mejilla con la yema de sus dedos, sí que le dolía y cuando movía la boca su labio inferior le provocaba dolor e incomodidad.
Jungkook se levantó del sofá, fue a la cocina y sacó el botiquín de primeros auxilios. Al volver se sentó al lado del más bajito.
—¿Por qué no dices nada? —preguntó a Jungkook—. Piensas que fui un tonto al firmar un contrato sin leerlo bien, ¿no? —soltó una pequeña risa, burlándose de sí mismo y de su ingenuidad—. Fui yo quien se metió en ese problema, quizás me lo merezco por ser estúpido.
Jungkook negó con la cabeza mientras sacaba el tubito de crema que anteriormente buscaba.
—No es tu culpa haber caído en la trampa de esa persona, su trabajo es engañar a la gente que necesita dinero para sacarles aún más de lo que prestaron —agarró un poco de la pomada con su dedo índice y luego empezó a esparcirla sobre el labio lastimado de Jimin—. Así que no digas que fuiste un tonto, solo fuiste una víctima de las malas circunstancias.
Terminó de colocarle la crema y le sonrió sin mostrar sus dientes. Prosiguió a guardar el tubito nuevamente.
—La pomada te va ayudar a no sentir dolor y también a desinflamar —anunció y sacó un ungüento del botiquín—. No te muevas —le pidió antes de colocarle un poco del ungüento en su mejilla—, para mañana seguro que estará mucho mejor.
Jimin asintió con la cabeza y Jungkook cerró el botiquín tras guardar el ungüento.
—Por cierto —ambos se vieron al mismo tiempo—, yo creo que fuiste alguien valiente que se arriesgó y luchó para salvar a alguien que amaba sin importar las consecuencias, eso es de admirar. No cualquiera se arriesga de esa manera —expresó con sinceridad—. Y no te preocupes por esos tipos, ellos no volverán a intimidarte ni a lastimarte.
Jimin miró a Jungkook con un brillito especial en sus ojos, agradeciendo cada una de las palabras. De alguna forma u otra lo hizo sentir mucho mejor pese a que sabía que lo estaba diciendo sólo para subirle el ánimo y para que no tuviera más miedo. Pero la realidad era que Jungkook no mentía, él en verdad se encargaría de esos tipos para que dejaran de hostigar a Jimin.
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